





REFLEXIONES ENTRE LAS PLANTAS Una pausa para conversar con las plantas. A veces creo que las plantas me hablan. No con palabras. Con formas. Con silencios. Con una belleza tan precisa que no se puede ignorar. Me enseñaron a contemplar. A estar. A admirar sin querer poseer. A mirar sin interrumpir. Cada vez que me acerco a ellas, me recuerdan algo que ya sé. Como si tocaran una cuerda antigua dentro de mí. Me muestran el tiempo real: el tiempo del florecer, del marchitar, del volver. He aprendido que el lenguaje de las plantas no se estudia, se siente. Y ese lenguaje… sana. Porque cuando una flor se abre, algo en mí también se abre. Y cuando algo muere, aprendo a soltar sin drama. Las plantas me enseñan a canalizar sin esfuerzo. A mover energía desde la belleza. A recordar mis raíces, incluso las que no puedo ver. No sé si tengo algo que enseñar. Pero tengo algo que vivir y compartir. Y eso, creo, también es una forma de legado. A veces, basta una flor para recordarme quién soy. Y otras veces, soy yo quien la recuerda a ella. CK